Valencia, Capital Verde de Europa 2024: una ciudad modelo en sostenibilidad
En 2024, Valencia obtuvo el título de «Capital Verde de Europa», un reconocimiento todavía poco conocido por el gran público, pero altamente simbólico para los expertos en transición ecológica. Este premio, otorgado cada año por la Comisión Europea, recompensa a las ciudades que implementan políticas ambiciosas para mejorar su entorno, su movilidad, la gestión de sus recursos y, de manera más amplia, la calidad de vida de sus habitantes.
Y contra todo pronóstico, fue la tercera ciudad de España la que se coronó este año, por delante de metrópolis a veces más mediáticas. Una señal clara: la sostenibilidad urbana no se limita únicamente a las capitales. Valencia demuestra que una ciudad puede replantear profundamente su funcionamiento y convertirse en un verdadero laboratorio a cielo abierto para los desafíos climáticos de hoy y del mañana.
Espacios verdes en el corazón de los barrios, carriles bici en plena expansión, alimentación local, energías renovables, innovaciones tecnológicas… la ciudad multiplica iniciativas concretas y medibles, implicando activamente a sus habitantes.

Elegida Capital Verde de Europa 2024, Valencia apuesta por la naturaleza, la movilidad sostenible y una ciudad más durable en el día a día.
Espacios verdes en el corazón del proyecto urbano
La transformación de la ciudad de Valencia se refleja principalmente en sus espacios verdes. Con el Jardín del Turia, creado sobre el antiguo cauce del río, la administración local no ha dejado de “re-naturalizar” su territorio. Así, cerca del 90 % de la población vive a menos de 250 metros de un espacio verde. Esto invita a pasear: en este marco, se plantaron cerca de 1 700 árboles en 2022 y la remodelación del Turia continúa para conectarlo, a largo plazo, con el Mediterráneo. (Pretto)
En los alrededores de la ciudad, dos parques contribuyen a este objetivo: el parque natural del Turia, con 8 000 hectáreas de bosque mediterráneo, y, sobre todo, la Albufera, declarada humedal de importancia internacional, que pronto podría ser designada reserva de la biosfera por la UNESCO.
Movilidad sin coches y rediseño del espacio público
¡Pero eso no es todo! Valencia también ha implementado su estrategia verde de movilidad. Con más de 160 km de carriles bici y una red de transporte público reforzada con metro y autobuses, las zonas peatonales son cada vez más numerosas: la transformación de las grandes plazas centrales ya ha devuelto 150 000 m² a los valencianos, y 22 nuevos supermanzanas seguirán transformando los barrios.
Esta reconfiguración de los espacios públicos va acompañada de medidas contundentes contra la contaminación acústica: el 67 % de las calles tiene límite de 30 km/h, lo que ya ha logrado una disminución notable de los decibelios.
Eficiencia energética e innovación
En materia de eficiencia energética, desde 2015, la ciudad ha reducido a la mitad su consumo, implementando alumbrado público de bajo consumo (ahorro de 16 000 t de CO₂), y ha desplegado masivamente paneles solares en sus edificios, con un potencial equivalente al consumo de 27 400 hogares.
De manera más original e innovadora, el proyecto Wave Energy Converter utiliza la energía de las olas para generar 130 000 kWh de electricidad al año.
Además, Valencia ha sido elegida como supernodo europeo del proyecto Citcom.ai, que prueba la inteligencia artificial para la movilidad sostenible, la gestión de residuos y la eficiencia… según Valenciaes.com.
Gestión del agua y de los residuos
El agua también constituye un eje estratégico. La ciudad está instalando progresivamente fuentes públicas de agua filtrada (22 ya en funcionamiento), lo que ha permitido ahorrar 600 toneladas de CO₂ frente al uso de botellas de plástico. En la misma línea, se introducirán contenedores marrones inteligentes para residuos orgánicos, junto con compostadores para escuelas y jardines urbanos, según el pequeño diario Petit Journal.
Alimentación más local y sostenible
Valencia también apuesta por un consumo más responsable mediante sus mercados agroecológicos (espacios de venta de productos obtenidos mediante prácticas agrícolas respetuosas con el medio ambiente, la biodiversidad y las personas, más allá de la simple certificación ecológica), repartidos en varios barrios de la ciudad (Benimaclet, Malilla o Castellar-l’Oliveral), que permiten comprar directamente a los productores frutas y verduras de temporada. Esto reduce el transporte, apoya la economía local y pone en valor las tierras agrícolas tradicionales alrededor de la ciudad.
Más allá de la alimentación, estos espacios fomentan la cohesión social: vecinos y visitantes interactúan con los agricultores y redescubren variedades olvidadas. Se convierten así en un instrumento para promover una transición alimentaria más sostenible, local y respetuosa con el medio ambiente.
Una visión para 2030
Estos nuevos proyectos buscan claramente la neutralidad de carbono para 2030. La ciudad apuesta por la cooperación entre instituciones, habitantes y empresas para alcanzar sus objetivos. Según la Comisión Europea, Valencia no solo ha aprendido del pasado, especialmente de las inundaciones del Turia en 1957, sino que ha usado esas lecciones para fomentar la innovación mediante nuevas infraestructuras.
Con sus 789 000 habitantes, cinco millones de metros cuadrados de espacios verdes y sus proyectos futuros, Valencia se ha convertido en un referente internacional en sostenibilidad urbana.